Su gatito es raptado por algo que se esconde en el bosque, pero el vecindario no sabía que era un peligro para todos

Una mujer dijo que había oído gruñidos profundos detrás de su cobertizo hacía unas noches, pero supuso que era el perro de su vecino. Otra dijo que su basura había sido arrastrada hasta la mitad del callejón, y pensó que se trataba de adolescentes, pero tal vez no.

Ya no era sólo Lisa. El vecindario estaba inquieto. Aquella noche, Lisa estaba sentada con la espalda apoyada en la barandilla del porche, mirando fijamente la hierba. Su teléfono zumbó. Era Caleb. Hacía meses que no hablaba con él, pero habían crecido juntos.