Su gatito es raptado por algo que se esconde en el bosque, pero el vecindario no sabía que era un peligro para todos

Kevin asintió. «No.» Un escalofrío recorrió su espalda. Salió al porche y observó la arboleda que bordeaba su jardín. De repente, el silencio ya no parecía tranquilo. Era como si algo la estuviera observando. Lisa no durmió aquella noche.

Lo intentó. Se acurrucó en el sofá con la televisión zumbando de fondo, pero sus ojos seguían desviándose hacia el oscuro patio trasero a través de las puertas correderas de cristal. Cada crujido, cada ráfaga de viento que hacía crujir los árboles le ponía los nervios de punta.