¡No pudo soportarlo más! ¡Mira cómo este hombre le dio una lección a un niño que pateaba el asiento y a su madre!

El aire del andén era más frío de lo esperado, impregnado de metal y gases de escape. Daniel retrocedió mientras el tren se deslizaba y su bocina resonaba en la estación. Los vagones pasaron lentamente: primera clase, clase preferente y luego el silencioso coche. Su vagón. Volvió a mirar el billete: Vagón 5, asiento 14A. Ventana. Sonrió.

Fue uno de los primeros en subir y, por un breve momento, tuvo la sensación de que todo iba a salir según lo previsto. El vagón estaba limpio, el aire acondicionado funcionaba y el asiento era exactamente como se describía: amplio, acolchado y perfectamente inclinado hacia el paisaje.