¡No pudo soportarlo más! ¡Mira cómo este hombre le dio una lección a un niño que pateaba el asiento y a su madre!

Lo miró incrédula y luego volvió a mirar a Daniel, con los ojos muy abiertos y furiosa. Daniel se volvió, atónito pero tranquilo. «Lo siento», dijo, fingiendo preocupación. «La patada de hace un momento me ha sobresaltado. He perdido el control» Miró al chico, que se había quedado paralizado a mitad del golpe. «Es muy difícil agarrarse a las cosas cuando el asiento no para de moverse hacia delante»

La madre abrió la boca y empezó a replicar. Pero entonces llegó el sonido que no esperaba. Los murmullos. Suaves al principio, como una brisa bajo la tensión. Una mujer del otro lado del pasillo se inclinó hacia su marido. «Sinceramente, lo he estado viendo. Al pobre le han estado dando patadas sin parar»