¡No pudo soportarlo más! ¡Mira cómo este hombre le dio una lección a un niño que pateaba el asiento y a su madre!

Ya había intentado la vía cortés. Podía intentarlo de nuevo. ¿Y si la madre se ofendía? ¿Y si decía que se estaba metiendo con su hijo? Hoy en día, la gente se pone a la defensiva muy rápido. No quería ser el tipo que provocara un incidente digno de titulares por los pies de un niño.

Pero, ¿cuántas patadas tenía que aguantar antes de poder enfadarse? Se quedó mirando el asiento que tenía delante, sin pestañear. Luego vino otra patada. Y otra más. Su límite estaba cada vez más cerca. No eran sólo las patadas al asiento. Era la acumulación de todo lo demás.