«Aguanta», murmuró suavemente. «La ayuda está en camino. No estás solo» Su tono tranquilizador pretendía ofrecer seguridad y una apariencia de consuelo, incluso si Joe seguía sin responder. Mientras Sophia se esforzaba por consolarle, algunos transeúntes empezaron a fijarse en la escena.
Atraídos por la gravedad de la situación y la evidente preocupación de Sophia, se detuvieron para ofrecer su ayuda. La ola inicial de indiferencia pareció cambiar y el ambiente se volvió más cooperativo. Algunos individuos sacaron sus teléfonos para hacer más llamadas, ya fuera para alertar a otros o para recabar más apoyo.