Dirigió su barco más cerca de la enorme pared de hielo, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo. En silencio, empezó a preparar su equipo de escalada. Cada pieza era esencial: las cuerdas, los ganchos y el arnés. Mientras comprobaba cada elemento, casi podía sentir el frío del hielo y el fuerte viento en la cara. ¿Vale la pena arriesgarse?, se preguntó.
Sabía que esta escalada podía revelarle algo increíble o nada en absoluto, pero tenía que averiguarlo. Mientras se ponía el equipo, sentía que el corazón se le aceleraba, excitado por lo que se avecinaba. Llegar a la cima de este gigantesco bloque de hielo iba a ser duro. No se trataba sólo de fuerza; se trataba de valentía y de poner a prueba sus límites. En la cima, oculto por el hielo y la niebla, se encontraba el objetivo final de su aventura: descubrir los secretos que escondía el iceberg…