Lejos quedaban ya las vistas familiares del puerto, y sintió una sensación de libertad. El mar se abría ante él. Ajustó las velas para captar mejor el viento. Peter se dio cuenta de que lo que encontrara o experimentara podría cambiar su vida. ¿Pero estaba preparado para ello?
Pero entonces, a medida que se alejaba de la orilla, el plácido mar se transformó radicalmente. Lo que empezaron siendo suaves ondas pronto se convirtieron en imponentes olas, cada una de ellas un rugiente desafío a su valor. El viento aullaba como una criatura salvaje, y su fuerza convertía el velero en una minúscula mota en medio de la furia del océano.