Se dio cuenta de que probablemente se enfrentaría a la policía a su regreso, sobre todo después de llevar a cabo su plan de escalar el iceberg. Pero a Peter no le importaba; pensaba que, mientras consiguiera lo que se había propuesto, podría ocuparse de las consecuencias más adelante. Así que, con un objetivo claro en mente, se dirigió al puerto, dispuesto a afrontar el reto que le esperaba.
Peter sabía navegar por las rutas menos conocidas de Haven, y utilizó este conocimiento en su beneficio mientras escapaba. Se mantuvo en la oscuridad, evitando las zonas muy iluminadas, impulsado por una descarga de adrenalina que le hizo ser menos cauteloso de lo habitual. Toda su atención estaba puesta en una cosa: averiguar qué se escondía en el iceberg.