John se puso en contacto con su jefe y le indicó que ya no quería estar fuera de casa tan a menudo. Preguntó si no había un puesto en San Francisco. Esto significaría que podría volver a estar con su mujer todos los días. Para su alivio, su jefe le comprendió perfectamente. Y la cosa mejoró aún más
¡Sorpresa! El jefe de John le dijo que había quedado vacante un puesto directivo en San Francisco. Quería ofrecérselo a John en cuanto regresara de su viaje de negocios. Ahora que John llamaba con esta petición, no podía guardárselo para sí por más tiempo. John aceptó la oferta y acordaron discutir los detalles en la oficina la semana siguiente.