Después de pulsar enviar, Chloe echó un segundo vistazo a la foto que acababa de compartir. Pensó que estaba bastante guapa y le costaba creer que sus encargos como modelo estuvieran disminuyendo. Hubo un tiempo en el que solía rechazar trabajos porque estaba sobrecargada… De repente, vio un detalle que la llenó de pavor.
«¡No puede ser!», jadeó en voz alta, congelada en el salón de su casa, con los ojos pegados al teléfono. Vio algo en la foto que sabía que enfurecería a John. Sus dedos corrían por el teclado del teléfono, frenéticos por rectificar la situación, cuando la pantalla se apagó abruptamente. Se había quedado sin batería. John estaba a punto de aterrizar y ver aquella foto.