Las últimas palabras de su marido fueron «Lo siento. Ya lo verás» Ella no esperaba lo que vino después..

En su interior había una pila de papeles encuadernados y un único sobre sellado con la inscripción Para Margaret – Instrucciones finales. Le temblaron las manos al sacarlo. El olor de la letra de Daniel, aquella tinta familiar y aquellos trazos tan limpios, casi la deshizo. Sujetó el sobre con manos temblorosas.

Dentro de la última caja había una gruesa pila de documentos. Maggie se quedó sin aliento cuando sus ojos se posaron en la primera página: una escritura de fideicomiso a su nombre. Las cifras se desdibujaron entre lágrimas: una suma tan grande que parecía imposible, amasada en silencio durante décadas sin que ella lo supiera.