La tapa crujió al abrirse. Dentro había más documentos, encuadernados en carpetas ordenadas. Maggie los hojeó: testamentos, contratos notariales, libros de contabilidad más gruesos que ninguno de los que había visto. Se le oprimió el pecho. El alcance del secreto de Daniel se extendía ante ella, vasto e intencionado. Susurró: «¿Qué me estabas ocultando?»
Encontró extractos bancarios que mostraban depósitos durante décadas. Grandes sumas ingresadas en silencio en una única cuenta fiduciaria. Maggie se quedó mirando las cifras, demasiado aturdida para comprender. ¿Cómo había podido Daniel, que afirmaba tener unos ingresos modestos, acumular algo tan inmenso? La posibilidad la dejó helada: crimen, corrupción, tal vez incluso traición.