Las últimas palabras de su marido fueron «Lo siento. Ya lo verás» Ella no esperaba lo que vino después..

De vuelta en casa, colocó la carpeta sobre la mesa del comedor. Pasaron horas mientras la rodeaba, cada tictac del reloj ponía a prueba sus nervios. Finalmente, rompió el sello. Dentro encontró un montón de instrucciones. No eran respuestas, sino un rastro que llevaba aún más lejos.

Los documentos hacían referencia a cuentas bancarias de las que Maggie nunca había oído hablar, junto con una nota de Daniel: «Ve al Citizen Bank. Allí aprenderás más» Debajo de la nota estaba la llave de una caja de seguridad. Se le aceleró el pulso. El misterio se profundizó en lugar de resolverse. No sabía que Daniel tuviera una cuenta en ese banco.