La mujer desaparece horas después de dar a luz: el instinto del marido le dice que revise su armario

Agarró el brazo del médico. «Llama a la policía. Ahora mismo» La palabra «desaparecida» flotó entre ellos como una maldición. Las enfermeras se dispersaron, una ya estaba al teléfono. A Ethan le latía el corazón en los oídos. Quince minutos, quizá veinte, era todo lo que tardaría en desvanecerse por completo. El tiempo se esfumaba.

En algún lugar, Lina se alejaba cada vez más de él, de la seguridad, del sentido común. Ethan sintió que el espacio entre cada segundo se estiraba como una fractura. Con cada respiración, imaginaba las cosas que podían salir mal. No tenía ningún plan ni advertencia, y ahora tampoco había lugar para los errores.