La mujer desaparece horas después de dar a luz: el instinto del marido le dice que revise su armario

Hace una hora, se había estado diciendo a sí mismo que su hijo tenía su nariz y sus ojos. Había estado planeando la primera foto que enviarían a su familia. Ahora todo era jerga policial, bolsas de pruebas, llamadas sin respuesta. Pensó en el capazo vacío, en la quietud de aquella habitación. Ahora se aferraba a él otro tipo de silencio.

«¡Comprueba el número!» La voz de Ethan era cruda. «Averigua quién es» Pero la calma del detective era exasperante. «Estamos en ello. Estas cosas llevan tiempo» Tiempo. Otra vez esa palabra. Pesada, asfixiante, escurriéndose entre sus manos. Si Lina estaba con alguien, ¿por qué no decírselo? ¿Por qué desaparecer sin dejar rastro?