No había nombre ni foto del contacto. Sólo palabras: Tenemos que vernos. Debo verla a ella, al bebé, hoy. El tiempo se acaba. Por favor. Ethan tragó saliva. «No conozco este número. Nunca lo había visto» Su mente buscó familiares, amigos, cualquiera que pudiera terminar las frases de esa manera. Pero su mente se quedó en blanco.
«¿Estás seguro?», insistió el detective. «Positivo», dijo Ethan. El agente tomó nota, sin mirarle a los ojos. «Entonces tenemos que considerar: tal vez se fue voluntariamente, para encontrarse con esta persona» La sugerencia lo atravesó. ¿Por voluntad propia? ¿Lina, horas después del parto, cojeando por los pasillos del hospital? No tenía sentido