Casi al final de la velada, Valeria y su invitada se acercaron a los recién casados para felicitarlos. La visión provocó una sacudida en Jason, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. La sala contuvo la respiración cuando se acercaron.
Jason se armó de valor, sin saber qué esperar, pero sabiendo que había llegado el momento. Esta boda era su venganza silenciosa, una declaración de que había prosperado sin ella. Quería que Valeria viera la vida que había construido, que sintiera una punzada de arrepentimiento por haber dudado de él.