Durante las conversaciones, sus ojos recorren con frecuencia la sala en busca de ellos. Cada vez que ve a Valeria y a su acompañante, su corazón se acelera. Emily se percata de su distracción, pero lo descarta como nervios del día de la boda, sin darse cuenta de la agitación que siente en su interior.
La tensión entre la curiosidad de Jason y la alegre celebración se hacía cada vez más palpable. Los invitados seguían absortos en los festejos, charlando y bailando, mientras la mente de Jason se agitaba. Cada momento compartido con Emily se sentía eclipsado por el misterio que no podía desentrañar.