Sus Familiares Reclamaron Su Casa De $3M Mientras El Estaba De Viaje De Negocios. Se negaron a salir, y luego hizo esto ..

En la cocina, les oyó catalogar los comestibles en voz alta. «Leche, huevos, suficiente para la semana» Marco se dio cuenta con escozor de que habían comprado provisiones. No eran huéspedes aprovisionándose amablemente, sino residentes invirtiendo con confianza. Las bolsas crujían como contratos. Se apoyó en su coche, aturdido por el susurro del plástico: permanencia. Su casa se estaba convirtiendo audiblemente en la suya.

Al anochecer, sus risas se convirtieron en murmullos. Se oían papeles revueltos, el ruido sordo de una grapadora, quizá firmas ensayadas. Su tía tarareaba una nana, su tío murmuraba en lenguaje jurídico. Marco miraba fijamente la pantalla del portátil que brillaba en el coche, cada píxel le instaba a un plan más allá de llamar a la puerta.