Un vagabundo y su perro oyen un grito: ¡lo que ocurre a continuación cambia su vida para siempre!

Antes de que pudiera reaccionar, un perro callejero se acercó trotando -con el pelaje enmarañado, las costillas a la vista, un brillo salvaje en los ojos- y empezó a lamer la sopa del suelo, con la lengua moviéndose rápidamente como si no hubiera comido en días. La gente de la cola lo ignoró. Joshua no. Era la única comida que tenía.

La frustración se apoderó de él. Se volvió hacia el hombre que tenía detrás, con la voz entrecortada por el frío y la rabia. «¿No podías esperar tu turno?» El hombre, de hombros anchos y ojos mezquinos, no se lo tomó bien. Sin mediar palabra, agarró a Joshua por el cuello y tiró de él como si no pesara nada.