La mirada de Brenda se suavizó cuando las súplicas de Grace resonaron en la habitación. La desesperación en su voz, el miedo en sus ojos… era imposible de ignorar. El corazón de Brenda se rompió por la joven, atrapada entre el amor por su hija y el aplastante peso de las expectativas de sus padres.
Respirando hondo, Brenda se inclinó hacia delante y habló con suavidad: «Grace, entiendo que estés asustada, pero esconderte así no es la solución. No estás sola en esto y no tienes que hacerlo todo tú sola. Déjame ayudarte a resolverlo» Sus palabras transmitían una tranquilidad que parecía aliviar los temblores de Grace.