Un niño visita a diario la tumba de su madre, pero la sorprendente persona que conoce allí lo cambia todo

Lucas sintió un extraño tirón en el estómago. El hombre dio un paso adelante, entrecerrando los ojos hacia ellos. Y luego empezó a caminar. El hombre pelirrojo se acercaba, caminando despacio pero con paso firme por el sendero de grava. Lucas lo observó acercarse, con el corazón latiéndole más deprisa sin saber por qué. Emilia se dio cuenta. Siguió la mirada de Lucas y dijo: «Es mi padre»

El hombre llegó hasta ellos, sus pasos silenciosos sobre la grava. «Hola, cariño», dijo, ofreciendo a Emilia una suave sonrisa. Su voz era tranquila, firme. «¿Has terminado de recoger las flores? Es hora de que nos vayamos, no queremos llegar tarde a cenar. Tu madre nos está esperando» Emilia asintió, luego miró entre su padre y Lucas. «Le estaba diciendo que conocías a Evelyn»