Tras una extraña visita, una madre en duelo instala una cámara en la tumba de su hijo

La ira de Ellen se desvaneció y fue sustituida por algo más suave. Sintió un dolor parecido a la liberación. Vio que Anna no era una intrusa, sino otra alma atormentada por el mismo chico. «¿Por qué no respondiste a mi nota?», preguntó Ellen. «Podríamos haberlo recordado juntas» Anna sonrió débilmente. «No me sentía preparada»

Durante un largo momento, ninguna de las dos mujeres habló. La lluvia amainó hasta convertirse en un suave repiqueteo, el cementerio respiraba al ritmo de su silencio. Finalmente, Ellen dijo: «Le gustabas. Recuerdo que me dijo que hacías que el hospital pareciera menos un hospital» Anna asintió, con lágrimas en los ojos. «Hacía que el mundo pareciera más amable»