Una niña de 12 años salva a un perro lobo gigante, pero los resultados del ADN revelan algo terrorífico..

Betty se apoyó en el costado de Scooby y su respiración se hizo más lenta a medida que su cuerpo volvía a encontrar su ritmo. Vanessa observó cómo volvía el patrón familiar: las manos se relajaban, los hombros caían, como si la tensión de los últimos días se hubiera liberado por fin.

Los especialistas que habían llegado hablaban ahora en voz baja. Admitieron que la separación destruiría ambos patrones de estabilidad. La estructura neurológica del animal dependía del vínculo. También la regulación emocional de Betty. Retirar a Scooby no resolvería el riesgo. Simplemente lo crearía.