Un agente encuentra a una niña y a su perro durmiendo entre la basura – ¡La verdad le rompió el corazón!

Subió la calefacción, con una mano sujetando su pequeño hombro, y se dirigió a toda velocidad hacia el hospital más cercano, rogándole en silencio que aguantara un poco más. Manny esperaba que la presencia del gran Dobermann a su lado la hubiera mantenido lo bastante caliente como para salir ilesa.

En la admisión, cuando las enfermeras intentaron llevársela en silla de ruedas, el perro gruñó, chasqueando el aire, interponiéndose entre ella y cualquier desconocido. Se negó a moverse, dejando clara su lealtad. No tuvieron más remedio que permitir que se quedara.