Manny denunció inmediatamente a Derrick Vale a los Servicios de Protección de Menores. Aunque comprensiva, la asistente social le explicó que las declaraciones de Mia, fragmentadas, traumatizadas y sin corroborar, sólo podían abrir una investigación, no desencadenar una acción inmediata. Sin pruebas físicas ni una pauta documentada de quejas, tenían las manos más atadas de lo que a Manny le gustaría.
Decidido, Manny acudió a su comisaría, solicitando formalmente una orden de detención contra Derrick Vale. El detective de guardia revisó las declaraciones de Mia, pero al final negó con la cabeza. Una orden de detención requería algo más que miedo y recuerdos; necesitaba pruebas concretas. Manny sintió que la frustración se retorcía en su interior, sabiendo que cada hora perdida ampliaba el peligro.