Un agente encuentra a una niña y a su perro durmiendo entre la basura – ¡La verdad le rompió el corazón!

Max intentó apartarla de la ventana, diciéndole que no mirara, pero ella ya veía la sombra de Vale retorciéndose entre las llamas, sus movimientos frenéticos y furiosos. El fuego lo proyectaba como una figura oscura y distorsionada. Incluso a través del cristal, sintió que no estaba simplemente enfadado; estaba desquiciado, era impredecible y aterrador.

Cuando Max volvió a asomarse, Vale lo vio. Entró furioso y golpeó a Max con tanta fuerza que la chica jadeó. Se tapó los oídos con las manos, tratando de bloquear los gritos y el impacto. Todo se agitó en su interior: el miedo, la confusión y la comprensión de que Max la había estado protegiendo todo el tiempo.