Mientras los marineros esperaban impacientes a que la veterinaria volviera de su llamada, no podían dejar de mirar la mesa de operaciones. En el interior del tiburón habían encontrado algo que nunca hubieran creído posible que un tiburón se hubiera comido. Lo más loco es que seguía en perfecto estado, sin un rasguño ni un rasgón. ¿Cómo es posible que algo así acabara aquí? Tenían muchas preguntas y no podían quitarse la sensación de que esto era sólo el principio de un misterio aún mayor que les esperaba.
Cuando la veterinaria regresó, tenía malas noticias para los marineros. Tras realizar un examen exhaustivo, determinó que el tiburón necesitaba una intervención inmediata si querían salvarle la vida. Los marineros observaron ansiosos cómo la veterinaria trabajaba rápidamente para cerrar el vientre del tiburón y estabilizar su estado. Hizo hincapié en la importancia de devolver el tiburón al mar lo antes posible para garantizar su supervivencia.