El veterinario se unió a Jeremy y juntos organizaron el traslado de los búhos a una reserva natural. El veterinario aseguró a Jeremy que el santuario les proporcionaría los cuidados que necesitaban para prosperar y volver a su hábitat natural.
En los días siguientes, Jeremy visitó con regularidad la consulta del veterinario para ver cómo se encontraba el perro mientras recuperaba lentamente las fuerzas. En cada visita, el perro saludaba a Jeremy con energía renovada y pasaban tiempo juntos, la presencia de Jeremy era un consuelo constante para el animal en recuperación.