El alce se acerca a una mujer y ella decide seguirle

Al salir del bosque, Avery sintió una sensación agridulce. Sus alces guías la habían conducido sana y salva hasta este punto, y su presencia había sido una parte reconfortante de su aventura. Su última despedida marcó el final de un capítulo lleno de camaradería y guía silenciosa.

De vuelta al bullicio de la vida urbana, Avery recordaba a menudo la pacífica belleza del bosque. El clamor de la ciudad no podía borrar los vívidos recuerdos del susurro de las hojas y los momentos de serenidad. Finalmente, se hundió en la comodidad de su hogar, saboreando una copa de vino con David y dejando que las tensiones del día se desvanecieran.