El alce se acerca a una mujer y ella decide seguirle

El ruido de su caída rompió el silencio y atrajo la atención del viajero como un depredador que detecta una debilidad. Su mirada se fijó en ella, y ella pudo ver el cambio en sus ojos: de la sorpresa a una oscura y calculadora sospecha. Sabía que ella no estaba allí por casualidad.

Sin vacilar, el viajero se agachó y cogió una roca dentada del suelo, con una intención inconfundible. Avery sintió un nudo en la garganta cuando el terror la invadió y la paralizó por un momento.