El alce se acerca a una mujer y ella decide seguirle

Se revolvió por el desorden de la tienda, buscando la herramienta que podría ser su boleto para salvar vidas. Por fin, Avery sintió el frío metal del cortaalambres en su mano. Pero el alivio duró poco, ya que el susurro de las hojas le recordó los peligros que la acechaban.

Una figura se acercó y Avery se quedó quieta, esperando que el follaje la mantuviera oculta. La figura apareció: era el viajero del medallón. Parecía rudo y frustrado, flanqueado por otros con redes y herramientas.