Una mujer sigue a un oso hasta el bosque después de que se le acercara inesperadamente en la parada del autobús

Mientras calmaba sus nervios, el silencio del bosque se vio interrumpido por voces apagadas. La discusión, con un matiz siniestro, dejaba entrever la presencia de dos o tres individuos cerca, cuya conversación se mezclaba con los sonidos ambientales de la naturaleza.

Las palabras susurradas, apenas audibles a través de la fina tela de la tienda, provocaron un escalofrío en Samantha. Al darse cuenta de que ella era el tema de la conversación, de que sus acciones no habían pasado desapercibidas, se le aceleró el pulso. Estaban hablando de ella, un duro recordatorio de que su viaje por el bosque estaba siendo vigilado de cerca por ojos invisibles.