Unos pescadores naufragan a causa de una misteriosa criatura marina: lo que aparece en la superficie les deja sin palabras

Se convirtió en una tormenta geopolítica menor, un titular que hizo que su diminuta comunidad apareciera de repente en la escena mundial. Pero nada de eso importó en ese momento. Aquella noche, en la orilla, sólo quedaba el recuerdo del casco negro alzándose como un leviatán, y la incómoda verdad de que el pueblo no había sido maldecido por un antiguo espíritu marino, sino que había rozado los juegos ocultos de las naciones.

Erik se quedó mucho tiempo después de que los demás se marcharan. La reivindicación le calentaba, pero la inquietud persistía en lo más profundo. El mar siempre había sido peligroso, pero había sido salvaje, natural, algo que podía entender. Ahora lo sabía mejor. Había máquinas debajo de él, más grandes que cualquier ballena, silenciosas hasta que decidían no serlo. Y eso, pensó sombríamente, era su propia clase de monstruo.