Unos pescadores naufragan a causa de una misteriosa criatura marina: lo que aparece en la superficie les deja sin palabras

Pero algunos asintieron más seriamente. Miedo o no, la curiosidad era más fuerte. El rumor por sí solo bastaba para atraer a una multitud. Si Erik tenía razón, si algo se mostraba de verdad, ninguno quería perdérselo.

Esa noche, todo el pueblo se reunió junto a la bahía. Algunos llevaban linternas, cuya luz proyectaba inquietantes reflejos sobre el agua. Otros se quedaron con los brazos cruzados, murmurando que era una pérdida de tiempo. Los niños se aferraban a sus padres, con los ojos muy abiertos, percibiendo la tensión.