Un agricultor harto de aparcar ilegalmente en sus tierras: su venganza fue épica

Con los años, las herramientas cambiaron. Ahora Eli utilizaba un tractor en lugar de una mula, y el viejo granero tenía electricidad. Pero el alma de la tierra seguía siendo la misma. Su mujer, Margaret, había crecido en el mismo condado.

Se conocieron en una comida de la iglesia, se unieron por su aversión mutua a los pepinillos dulces, y desde entonces habían sido inseparables. Mientras Eli se ocupaba de las cosechas, Margaret se ocupaba del jardín y de la casa.