Con una determinación inquebrantable, Paul respiró hondo y dejó a un lado su cámara, dispuesto a hacer lo que fuera necesario. Al mirar una vez más a los ojos de la elefanta, no pudo evitar sentir una peculiar conexión, un vínculo que les guiaría a través de la oscuridad y la incertidumbre que les aguardaban. Los elefantes eran criaturas sabias, y si ella le había elegido para ayudarla, ¡él lo haría pasara lo que pasara!
Lleno de adrenalina e impulsado por un profundo sentimiento de compasión, Paul decidió pasar a la acción. Estaba sobrepasado y sabía que no podía manejar esta situación él solo. No era algo que se encontrara todos los días, lo que significaba que no estaba preparado para afrontar la situación.