Un águila arrebata un cachorro del patio – Los vecinos descubren una imagen inquietante

Acabó en una ciudad tranquila de la que nunca había oído hablar. Su coche estaba lleno de cajas embaladas a toda prisa, una lámpara de pie torcida y un colchón atado con cuerdas. La casa de dos plantas que compró tenía las contraventanas desconchadas y el porche hundido, pero hablaba de paz.

El día de la mudanza, Lisa había subido a trompicones las escaleras del ático con una pesada caja de utensilios de cocina. Su pie rozó el borde de otra caja que ya estaba allí, olvidada y polvorienta. Algo en su interior se movió y Lisa se quedó paralizada. Se oyó un leve gemido.