Un hombre sigue a un alce herido en el bosque: ¡lo que descubre a continuación pone su vida patas arriba!

Jacob soltó una carcajada ahogada cuando lo pusieron en pie. El alivio, la gratitud y el cansancio lo inundaron todo a la vez. Dejó escapar una risita ahogada y abrazó a su amigo con fuerza, asimilando la realidad de su supervivencia. La pesadilla había terminado. Había salvado el bosque

En los días siguientes, se evaluaron los daños sufridos por el bosque y se clausuró la explotación de forma permanente. La explotación minera ilegal fue desmantelada y la valentía de Jacob no pasó desapercibida. El ayuntamiento le concedió un premio, símbolo de su valor y determinación inquebrantables. Sus esfuerzos demostraron que una sola voz podía marcar la diferencia.