Perro atascado en un charco de barro. El rescatador se queda atónito cuando ve lo que se esconde debajo del perro

Se movieron deprisa. Clara sacó una toalla de la furgoneta, una vieja funda de asiento, y juntos levantaron la pequeña cosa, con cuidado de no presionar demasiado. El barro se desprendía en gruesos mechones, dejando al descubierto sólo manchas de pelaje resbaladizo y tembloroso. Tenía los ojos cerrados bajo la mugre. «Pobrecito», susurró Clara. «¿Cómo pudo sobrevivir bajo todo eso?

El perro, liberado del peso, se desplomó junto a ellos, jadeando débilmente. Su pecho subía y bajaba con visible esfuerzo. Owen miró entre él y el pequeño y tembloroso bulto que tenía en las manos. «Tenemos que llevar a los dos al veterinario», dijo. «Ahora»