Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

El perro lo miró una vez y se apartó, jadeante. Era la primera vez que cedía espacio, como si le invitara silenciosamente a acercarse. Ethan vaciló, con la mirada fija en la fosa desgarrada, hasta que un destello de color llamó su atención: algo oscuro contra el suelo, ni piedra ni raíz.

Inclinándose hacia delante, apartó una fina capa de tierra con los dedos. Tela. Rígido, manchado de tierra, desgarrado. Se le revolvió el estómago. Durante un horrible instante, su mente le proporcionó imágenes de ropa enterrada, informes criminales, cuerpos ocultos en tumbas poco profundas. Se le helaron las manos y se quedó inmóvil.