Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

La frustración se apoderó de él. Mostró la etiqueta de la dirección una vez, con la esperanza de que le reconocieran, pero sólo consiguió que le volvieran a negar con la cabeza. Con cada rechazo, la duda se hacía más pesada, hasta que se sintió como si estuviera persiguiendo un lugar que nunca había existido.

Finalmente, se acercó a un anciano sentado frente a una barbería, con el bastón apoyado en la pierna. Ethan repitió la dirección. La mirada del anciano se afiló y sus labios se perfilaron en una fina línea antes de suspirar. «Riverside veinticinco», dijo en voz baja. «No ha habido un veinticinco en cincuenta años»