Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

Se volvió hacia el resto del contenido: retazos de tela, papel quebradizo, cachivaches oxidados. Y entonces los vio. Una llave con cabeza de latón deslustrado, sujeta a una etiqueta con una dirección garabateada. Junto a ella, una fotografía medio rota de una pareja muy unida, con los rostros iluminados por el calor y la luz del sol.

Ethan sostuvo la llave entre los dedos y leyó la dirección borrosa. Las letras no coincidían con ningún lugar de la ciudad que él conociera. Sintió que el peso de la llave se apoderaba de él, más que la propia bolsa. No era sólo basura. Eran migas de pan dejadas por alguien que había llamado hogar a este lugar.