Una perra cría 3 cachorros de tigre – Años después, el cuidador del zoo rompe a llorar cuando el tigre hace lo inesperado

Por la noche, Zachary se quedaba más tiempo mirando a Daisy dormir. Sus patas se movían con los sueños, como si persiguiera algo fuera de su alcance. Imaginó que soñaba con ellos: sus cachorros, sus hijos perdidos. Se preguntó si ella lo culpaba. Se preguntó si algún día le miraría y sólo vería traición.

Mientras tanto, la popularidad del zoo disminuía. Sin Daisy y los cachorros juntos, perdió su encanto. Las multitudes disminuían, los medios de comunicación se marchaban. Zachary se sintió extrañamente aliviado. Cuanto menos espectáculo, menos escrutinio. Sin embargo, también dejó un vacío. Como si su historia, una vez viva, se estuviera borrando, dejando tras de sí sólo dolor y silencio.