Una perra cría 3 cachorros de tigre – Años después, el cuidador del zoo rompe a llorar cuando el tigre hace lo inesperado

Los rugidos de los tigres se hacían más agudos a medida que pasaban los meses, resonando por todo el recinto como acusaciones. Zachary se estremecía cada vez que los oía, no por amenaza sino por anhelo. El personal lo interpretó como hambre o agresión, pero él sabía que no era así. Seguían llamándola, aunque los años habían aumentado la distancia.

Daisy también cargaba con su pena. A menudo tiraba de la correa durante los paseos y movía la nariz hacia los recintos de los tigres. Cuando Zachary tiraba de ella para apartarla, volvía a mirarla por encima del hombro, con los ojos muy abiertos y la cola moviéndose insegura. Eso le destrozaba cada vez. Él sabía que ella se acordaba. Siempre lo recordaba.