Una perra cría 3 cachorros de tigre – Años después, el cuidador del zoo rompe a llorar cuando el tigre hace lo inesperado

Pasaron cinco años. Daisy parecía más tranquila. Aunque comía y descansaba bien, ahora cojeaba más. Zachary se sentaba a menudo junto a su perrera, rascándole las orejas. En su presencia, nunca dejaba que otros aludieran a los tigres. Lo entendiera o no, el silencio le parecía más seguro que recordarle lo que se había perdido.

Cuando pasaba por delante del recinto de los tigres, Zachary notaba cosas que los demás no. El estruendo en las gargantas de los tres cuando Daisy ladraba a lo lejos. La forma en que sus ojos le seguían más tiempo que los del resto del personal. Sombras de memoria parpadeaban allí, pero se negaba a confiar en ellas. Después de todo, eran salvajes.