Una perra cría 3 cachorros de tigre – Años después, el cuidador del zoo rompe a llorar cuando el tigre hace lo inesperado

Daisy parecía más triste que nunca. Su zancada, antes brillante, cojeaba y su pelaje se apagaba. Seguía buscando en los recintos durante los paseos, aguzando las orejas ante los rugidos de los tigres y moviendo la cola débilmente. Cada vez que Zachary la apartaba, le susurraba disculpas que ella no entendía. Sus ojos siguieron el sonido mucho tiempo después.

Los cachorros se convirtieron poco a poco en bestias. Sus músculos ondulaban bajo el pelaje a rayas y sus ojos eran duros y depredadores. Los cuidadores los trataban con cautela, evitando el contacto directo. Sin embargo, cada vez que Zachary entraba en el pasillo de alimentación, los tigres se pegaban a los barrotes, olfateando, buscando. Se preguntaba si aún recordaban a Daisy o si su instinto felino la había borrado.