Los visitantes notaron el cambio. Las familias se marchaban murmurando, los niños preguntando: «¿Dónde está el perro?» El director desestimó su decepción: «Mejor esto que sangre en el suelo» Pero Ethan sabía que se había perdido algo irremplazable.
El tiempo siguió avanzando. Bella se volvió más lenta, su zancada antes brillante se acortó con una cojera. Los cachorros se convirtieron en leones, con músculos ondulantes y ojos feroces. Los cuidadores hablaban de programas de cría y protocolos de peligro. Sin embargo, cuando Ethan pasaba por el recinto, los leones se pegaban a los barrotes, olfateando como si buscaran un recuerdo que no se desvaneciera.