Ella le daba un codazo en la pierna, sintiendo su inquietud, pero él nunca podía explicar con palabras el pavor que le atenazaba. Una tarde, el temor se hizo realidad. Durante una sesión de juegos, uno de los cachorros le dio un manotazo demasiado fuerte y tiró a Bella al suelo. A Ethan se le heló el corazón y corrió hacia la barrera, pero Bella se levantó, se sacudió y ladró con fuerza.
El cachorro se quedó inmóvil, con la cabeza gacha, casi disculpándose. El momento pasó, pero Ethan no podía dejar de temblar. Vio las caras del personal a través del cristal: la confirmación de sus peores temores. Las reuniones se volvieron más duras. Algunos miembros del personal exigieron que se llevara a Bella de inmediato. «Están jugando con su vida», dijo uno. «Y con la nuestra», añadió otro.